martes, 24 de noviembre de 2015

Un salvavidas para las cooperativas

Señor Ministro de Hacienda: no 'mate' a estas organizaciones con la nueva reforma tributaria.

Mauricio Cárdenas Santamaría, ministro de Hacienda.

Ya es sabido que en un sistema económico coexisten una variedad de organizaciones que tienen objetivos diferentes: las que buscan incrementar el capital de sus dueños, o si son corporaciones, el capital de los accionistas; las que tienen objetivos más sociales como las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y fundaciones; y las organizaciones de propiedad colectiva que buscan brindar a sus asociados bienes y/o servicios que difícilmente podrían ser adquiridos directamente en los mercados. A estas últimas se les conoce como cooperativas.
Este tipo de empresas tuvieron visibilidad institucional con la Ley 134 de 1931 bajo el gobierno de Enrique Olaya Herrera. Desde su inicio, el cooperativismo ha fluctuado entre periodos de fortalecimiento y debilitamiento sectorial. Tal vez los años más críticos por los que atravesó el sector fueron entre 1998 y 1999. En esta etapa, conocida como la crisis del cooperativismo, se liquidaron alrededor de 4.211 organizaciones. Las razones que explican esta caída son varias y de índoles diversas tales como la falta de acompañamiento del estado al sector financiero cooperativo, la imposición de regulación bancaria comercial al sector financiero cooperativo, la falta de confianza de los asociados en las instituciones financieras cooperativas y los malos manejos financieros de los gerentes de estas instituciones que llevaron a una iliquidez y posterior detrimento del sector.

Es innegable que los malos manejos financieros de algunos gerentes a determinadas instituciones cooperativas han mermado la confianza de los colombianos en estas organizaciones. Sin embargo, esto no es el común denominador. Si así lo fuera, no sería posible encontrar que el sector cooperativo está presente en 32 departamentos y 522 municipios, y agrupa cerca de seis millones de personas como asociadas, lo que equivale al 12.2 % de la población colombiana. Sus beneficios impactan a cerca del 36.6 % de la población y los aportes sociales se estiman en alrededor de $ 6.5 billones de pesos. Finalmente, el sector proporcionó a cerca 247.318 colombianos una fuente de trabajo (Confeccop, 2014. Desempeño del Sector Cooperativo Colombiano).
En conclusión, no sigamos satanizando las organizaciones cooperativas. Existen innumerables ejemplos que muestran que es posible desarrollar una sana cultura de la asociatividad y cooperación.
He visitado y conocido varias organizaciones que ejercen buenas prácticas empresariales, que tienen y luchan por seguir alcanzando certificaciones de proceso, de calidad y de buenas prácticas de manufactura. He conocido asociados que son verdaderos líderes comunitarios con un derroche de innovación y emprendimiento que pocas veces se ve en los habitantes de grandes capitales del país. Si de segundas oportunidades se trata, este es un sector al cual se le debe otorgar.
Señor Ministro de Hacienda: no las “mate” con la nueva reforma tributaria. Puede que para usted 10.000.000 de pesos no sea una gran cuantía, pero para muchas de estas organizaciones es el capital de trabajo que les permite seguir fortaleciendo la organización. Además, le aseguro que este dinero que se pagaría vía impuestos sería mejor administrado por las cooperativas que por el mismo Estado.

CORTESIA: EL TIEMPO

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